El descanso ocupa la tercera parte de nuestras vidas, sin embargo, no siempre que dormimos logramos descansar bien. Existen numerosos trastornos que afectan a nuestro buen dormir y que nos resienten, después, durante la vigilia.
Cuando el sueño se interrumpe, el organismo no llega a recuperarse lo suficiente para lograr un buen descanso, ya que se necesita llegar a una fase REM para que se produzca un descanso real y productivo.
Los trastornos del sueño se clasifican en cuatro grandes grupos:
- Problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido, es decir, insomnio.
- Problemas para permanecer despierto
- Problemas para mantener un horario regular de sueño
- Conductas que interrumpen el sueño (apneas, ronquidos…)
El insomnio, es uno de los trastornos más conocidos, y también uno de los que afecta a más población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos el 40% de la población mundial sufre insomnio transitorio, y un 10% sufre insomnio crónico. De este modo, la cuenta demuestra que la mitad de la población mundial tiene problemas para dormir.
Fatiga excesiva, somnolencia diurna y dificultad de concentración son síntomas que se dan cuando se ha dormido mal, lo que se suma a la probabilidad de sufrir accidentes de tránsito o de trabajo, disminución en el rendimiento y en la memoria, tendencia a la depresión e incluso pérdida del interés sexual. De todas maneras, estos signos no son nada comparados con los problemas clínicos que estos trastornos pueden conllevar, como por ejemplo la apnea o hipoapnea del sueño o los ronquidos.